Demasiada verdad, demasiada poesía: el cine de Ildikó Enyedi
- smaylen
- 15 nov
- 3 Min. de lectura
"Silent friend" (Alemania, Francia, Hungría, China, 2025) película cuyo guión y dirección pertenecen a la húngara Ildikó Enyedi (1955), me produjo una impresión inmensa. Tuve la sensación, por primera vez en mi vida, de que una película me abrazaba, me acariciaba, que me acogía cálidamente. Lo contrario, verdaderamente en las antípodas del cine que te tortura o bien te sobresalta una y otra vez.
Seguimos así el hilo argumental de un árbol milenario, un ginkgo, sorprendidos por su belleza, por su tamaño y el modo tan sutil como ese silencioso ser parece narrarnos las tres historias que se trenzan con él y en las que constatamos su temporalidad terrestre, mucho más amplia con diferencia, que la nuestra.

Al primero que conocemos es a un científico que se queda encerrado en una universidad alemana durante la pandemia, solo junto al responsable de las instalaciones, que primero recela de sus investigaciones y experimentos con el ginkgo, pero que luego lo ayuda y colaboran juntos en su exploración del árbol.
El otro personaje es un joven estudiante en la década de los sesenta del siglo XX y su cercanía relajada y distendida con el ginkgo, así como sus impactantes experimentos y el profundo vínculo que se establece entre una begonia y él.
La otra historia nos habla de una joven en el siglo XIX, luchando contra los prejuicios y el machismo imperante para poder estudiar biología, ser fotógrafa y simplemente vivir la vida que quería.
La película va urdiendo esta madeja de historias suave y fluidamente, y aún los momentos más críticos y duros que se nos cuentan, dan la impresión de un movimiento musical puntual dentro de una sinfonía más amplia en la impera el afecto, la poesía, lo trascendente, la conquista del propio ser, de la acción que nos libera.
Así pues, salí del cine maravillada, encantada, todavía danzando espiritualmente dentro del vaivén de la película, envuelta, sumergida completa y totalmente en su poesía y su verdad.
Salí también llena de curiosidad por su directora, la húngara Ildikó Enyedi (1955), ávida de saber más de su cine, me topé así con "El cuerpo y alma" de 2017, una película igual de singular y poco común que "Silent friend".

De nuevo, dos relatos que se cruzan y entrelazan, ahora el de unos ciervos (macho y hembra) que interactúan en un bosque invernal, y un hombre y una mujer que trabajan en un matadero, dentro de una ciudad. Otra vez el silencio tiene un gran espacio en el film, al igual que la poesía, También la confusión, el malentendido, lo difícil que es a veces relacionarnos, comprendernos, aceptar el misterio andante que somos.
Así, en el transcurso de la película dos personas muy diferentes luchan por acercarse, por desarrollar el vínculo enigmático que los aproxima, superando cada uno para lograrlo, el fardo de pasado y de prejuicios que los distancia y que creará muchos malentendidos.
Luego me tropecé con "Mi siglo XX" (1989) una película en la que otra vez tanto el guión como la dirección corresponden a Ildikó Enyedi, y donde ya se puede apreciar la gran libertad creadora de esta directora húngara, que nos muestra un estilo narrativo con una muy sugerente tonalidad surrealista, y un nuevo viaje ahora junto a dos mujeres que ha sido separadas de niñas.

La película avanza distendida y alegre hacia el reencuentro de las hermanas, cada una muy diferente de la otra, una intelectual y revolucionaria, la otra frívola y hedonista, y ambas confluyendo en un hombre que creerá que son una sola mujer.
La más reciente película de Enyedi que he podido ver es "Historia de mi mujer" (2021). Nuevamente tanto el guión, ahora basado en una novela de Milan Fust, como la dirección corresponden a la creadora húngara.

Oscura y sublime, la película relata la vida de dos personajes que se unen azarosamente e inician un camino juntos plagado de traiciones, pasión, sinuosidad, máscaras, pesadumbre e infelicidad. De nuevo la densa poesía de este estilo narrativo seduce y fascina, a pesar de lo tortuoso del relato amoroso. El cierre es especialmente poético, mágico y acorde a todo lo que desarrolla esta creadora tan especial y única.
En lo particular me encanta ese halo de humor ligero que atraviesa sus películas, quitándole hierro a cualquier drama, y esa sensación que tienes como espectador de participar de un misterioso juego que nunca sabes bien a dónde te va a llevar.
Así, mi plan es seguir persiguiendo las películas, cortometrajes y todo lo que haya hecho o vaya a hacer esta directora, que ha entrado de manera directa y con paso firme al olimpo de mis directores de cine favoritos, porque siento que me ha iniciado en una imaginación creadora potente, profunda, repleta de verdad, sabiduría, belleza, encanto y poesía. Más no se puede desear en esta vida.







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