El PAN de Morille 2025
- smaylen
- 22 jul
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 23 jul
De nuevo ha ocurrido la magia que ya lleva 22 años aconteciendo en el PAN de Morille. Este pequeño pueblo de Salamanca se volvió a convertir en ese vórtice de belleza, arte, poesía y hermandad que nos recibe un año más. De nuevo nos sorprendió por la cantidad casi ilimitada de espacios hermosos, entrañables y recónditos que alberga, cada uno más sorprendente que el otro. Lugares en los que se desarrollan actividades como cultos o rituales en los que lo humano traspasado por el arte predomina.

Y es que Morille se metamorfosea en arte y poesía de un modo único y especial, y quienes ahí estuvimos nos relacionamos de un modo fluido y sin edad, en un ambiente festivo y distendido total.
Alrededor del asunto central de la maternidad y de las no madres hubo debates, conversaciones, lecturas, de nuevo en medio de una hermandad absoluta, en un ambiente de fraternidad que nos demuestra que otro mundo es posible, si durante esos tres días del PAN puede ocurrir.

Así, entrar al PAN supone dejar fuera cualquier idea de jerarquía, de divisiones artificiales, de prejuicios y convivir juntos en la alegría de la poesía, que en Morille son versos, esculturas, música, alimentos, árboles, personas y una topología casi infinita de localizaciones cada una con su propia identidad y encanto, todos confluyendo en ese extraordinario Aleph del arte rural que es Morille.

Ha sido un festival para encontrarnos, para escucharnos, para conocernos y reconocernos, como habitantes de un planeta que como dice Richard Dawkins, es una fiesta “verde y dorada de planeta”, y en el que hemos disfrutado celebrando la belleza, la amistad, la poesía, el goce supremo de estar vivos y saberlo. Juntos compartiendo plenamente el milagro de ser y de estar, y festejando el hecho de habernos cruzado y entrelazado en esa intersección de múltiples y potentes intensidades poéticas que es el PAN de Morille.

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