Una exposición de Chagall

Para Yariza, que inició hoy su último viaje.

Recientemente tuve la oportunidad de ver una exposición de Marc Chagall. Aunque siempre ha sido uno de mis pintores favoritos, poder ver sus obras y saber más de él, de su vida y de su pintura fue una experiencia muy impactante.

Como el título de la exposición indica, se enfocaron en mostrar ese espíritu pacifista del artista, al que le tocó vivir la segunda guerra mundial, siendo judío, e ir avizorando como paulatinamente se iba gestando esa guerra, de la que luego tuvo que huir, pero igualmente atestiguando esos años de horror para el mundo y para los judíos de Europa, que fueron conducidos a campos de concentración para luego ser asesinados.

Me sorprendió mucho saber que su pueblo, Vítebsk, aparece reflejado en tantos de sus cuadros, como ese espacio que identificaba con el lugar natal y el origen, al igual que los elementos naturales de ese mundo rural, como las cabras, los gallos, y otros animales que aparecen reiteradas veces en sus pinturas.

Vemos por ejemplo en "La comedia del arte", creado para el vestíbulo del teatro de Frankfurt, en 1958, como se muestra toda esa imaginería circense pero también onírica y colorista propia de las obras de Chagall. Me encanta esa mujer caballo que toca el violín, o esa cabeza de gallo que sale de abajo, al igual que el caballo volador.

Preciosas siempre, sus noches iluminadas, mostrándonos el ámbito rural ruso del que proviene, y tan expresivas desde los símbolos de su mundo, como los antes mencionados animales domésticos, los personajes circenses, y los ambientes festivos populares.

Me gustan mucho esos ambientes distendidos, alegres y lúdicos que Chagall muestra en sus cuadros, como ese animal que flota al revés, dentro de esa composición tan libre y tan dinámica.

Por otra parte, era inevitable que reflejara los horrores de la guerra, y eso se hace visible en algunos cuadros, donde se muestra la destrucción, el caos, y la muerte derivada de ella.

No obstante, me siento más cercana a espíritu alegre y festivo que se revela también en tantas de sus obras, donde la vida positiva se reafirma.

Siempre la música, la comida, los interpretes, la nieve de su lugar natal, las flores, las parejas, los animales domésticos, los rabinos y el mundo judío, todo se hace presente en estos cuadros mágicos de Chagall.

Por último quisiera citar un poema que aparece al final de la exposición y que fue escrito por él, donde apreciamos además de su ya sabido arte pictórico esa sensibilidad artística que también con palabras cuenta el dolor por tantos que murieron en los campos de concentración y donde ser percibe cierta culpabilidad por estar vivo mientras que tantos pintores y artistas murieron.

Ese poema dedicado a los artistas mártires alude con dolor, pesadumbre y belleza a todos esos que no pudieron salvarse de las garras de esa espantosa contienda, tan ajena a cualquier forma de humanidad como lo es siempre toda guerra.

A nosotros, como a Chagall, nos toca hacer frente a lo que nuestro momento histórico y personal nos coloca por delante, y su valor nos hace desear encontrar esa misma valentía en las comunes fuentes humanas de las que provenimos.