Pintora autodidacta, Azucena Marcellán Juanes nace un 22 de marzo de 1950 en Cabure, Sierra de Falcón, Venezuela, pero su reconocimiento dentro de la pintura falconiana llega en el 2000, aunque reconoce que desde muy joven dibujaba y pintaba.
Al preguntarle sobre sus inicios en la pintura nos dice: “Desde mi infancia me gustaba dibujar, en especial rostros. Luego los lápices de color me los traía un amigo de la familia, de la Librería Ampíes, en Coro y eso para mí era algo mágico".
Sobre su primera exposición comenta que se celebró a principios de los 70, bajo el nombre de “El retorno a Cabure”, en la Escuela Manuel Antonio García, de Cabure. En ella expuso sus primeros trabajos al óleo aunque: “Continué con mis dibujos, sirviéndome del espejo para precisar las diferentes posturas del cuerpo.”

Una muestra de esa exploración constante del cuerpo, sus posiciones y su plasticidad, es este dibujo de 1996, en el que vemos a una mujer desnuda leyendo. Su cuerpo sugiere naturalidad y es como un ser al que, por la ventana del dibujo, podemos observar en su intimidad, por lo que el dibujo nos revela un mundo secreto y privado, un ámbito que, de otra manera, no hubiésemos podido conocer.
Y verlo me hace pensar en esa mujer sentada en una cama de un hotel de Edward Hooper, que mira hacia una ventana y con la que compartimos su soledad, sin saber los pensamientos que posee. Como en todos, en estas mujeres hay algo secreto a lo que nos asomamos, pero ese relámpago de intimidad que atisbamos, deja intacto el misterio inherente a esas vidas.
La también pintora Haydee Granadillo fue una persona clave en la vida de Azucena Marcellán, ya que al ver sus dibujos la estimuló a que hiciera sus trabajos en otro material que no fueran hojas de cuaderno. Ella trabajaba la técnica del pastel y eso la interesó. “Nicasio Duno me facilitó material y comencé a trabajar con pastel y participé en varias exposiciones colectivas, durante el año 2000, estuve en “Visión femenina” organizada por el Ateneo de Coro, luego en el Hotel Miranda, en el Homenaje a Luis Miquilena, y también en “Pintores Falconianos”, en el Paseo Alameda.

En 2006 formó parte del grupo “Ellas haciendo espacio”, heredero de “Visión femenina”, y en el que participaron también Mercedes Zavala, Yraida Navarro, Doris Alves, Reyna Hidalgo, Laura Solano y Haydee Granadillo.
Le fue otorgado el Doctorado Honoris Causa por la UNEFM en 2021, como un merecido reconocimiento a su labor, ya que es una pintora que ha enriquecido con su obra el arte falconiano, ofreciéndonos una mirada personal y única de la naturaleza humana, vegetal y animal de la Sierra, así como de todo lo que compone su universo, desde lo más cotidiano, como su objetualidad más cercana, así como también homenajes a pintores importantes para ella, tales como Reverón y Velásquez.
Como afirma Gabino Matos en el documental de la serie “Trazos de vida”, titulado “Azucena Marcellán y la voz de la montaña”, hablamos de una pintora figurativa que posee un talento para la observación prodigioso, así como una gran voluntad, y aunque ya desde muy joven había encontrado en la pintura una vía de expresión para comprenderse y aceptarse, con el tiempo la pintura pasa a convertirse en una manera de acercarse y relacionarse con el mundo.
Y es como si toda su vida, todo su mundo, para concretarse, para realmente ser, tuviese que pasar por la fragua de su pintura, de la que emerge con un brillo, un color y una magia que es la que le otorga su imaginario, el amoroso cuidado de sus manos, de su técnica, y su talento como artista.

Eso lo notamos, por ejemplo, en este cuadro familiar, "Mis padres, mi hermano y yo", en el que vemos esa casa con la puerta de madera abierta al fondo, y ese hombre y esa mujer, con sus trajes españoles, junto a esos dos niños, y también las frutas y la comida sobre la mesa, el árbol con sus flores, las gallinas, componen una obra que de nuevo abre una ventana a un mundo originario, lleno de detalles, como el mantel, en el que no se descuida ni un elemento de la composición, y todo nos habla, más allá de las figuras, de los animales, de los alimentos, de una vida, de una vida fijada en el cuadro, detenida en el tiempo, de un instante en la historia de un lugar, de un momento en la vida de unas personas, y de todo el conjunto de elementos terrestres que formaban parte indisoluble de sus vidas.

Luego en 2001, Azucena Marcellán expondrá en Coro, en la Galería El enjambre, de La Colmena, sus obras en pastel bajo el nombre “Montaña azul”, de la que forma parte el cuadro “Onirismo”.
Y se trata de una obra de naturaleza intimista, en la que vemos a una mujer dentro de una especie de burbuja, y sus colores sugieren ese universo de sueños que se expresa en la serie.

Hay en este cuadro un mar, que golpea una costa de rocas, y esa burbuja parece una suerte de vientre materno, y aparecen otros elementos como esa ave misteriosa con ojos en sus alas, además de la noche, sus estrellas y una luna.
El campo verde y lleno de flores blancas es otro detalle a destacar de esta obra, que enmarca las imágenes entre unas cortinas blancas abiertas, que de nuevo hacen de bordes a esa ventana hacia lo interior, hacia lo sumergido, hacia lo inconsciente, y esa mujer que sueña, es la pintora pero también todas las mujeres que duermen y en sueños revelan sus pulsiones más profundas.

Por último, quiero referirme a las extraordinarias "Meninas de Azucena", una obra que ejemplifica a la perfección ese mundo maravilloso que crea Azucena Marcellán con sus cuadros, en los que todo lo que existe y es valioso para ella entra a formar parte de su universo pictórico, con su misterio, su encanto, su particularidad. Pero es una obra en la que la vida aumenta en plenitud y riqueza, gracias a la mirada amorosa que la percibe y trasmuta.
Toda color, luz, alegría, este precioso cuadro es por supuesto, un homenaje a Velázquez, y también un adentrarse en sus Meninas para crear dentro de su propio universo vital unas Meninas que, como espectadores, nos hacen pensar en las del pintor español, pero sin dejar de percibir que estamos ante algo diferente, único y especial, porque la vida, las vidas que ahí se expresan muestran una belleza y un dinamismo circunscritos especialmente a los linderos del cuadro, y desde ahí cantan a la belleza de la vida y del mundo para siempre.
Referencias
De la serie Trazos de vida, “Azucena Marcellán y La voz de la montaña”, video dirigido por Armando Galindo, con la participación de Giovanni Gotopo, como voz y entrevistador, y cámara de Jorge Tovar. (2017) Disponible en :https://www.youtube.com/watch?v=kVgkQI1JjCs
Entrevista realizada el 13 de marzo de 2023, vía telefónica.
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